Desde temprana edad comencé a nutrir mi pasión por el hockey sobre patines, mucho pela la influencia de mi familia, especialmente mi hermano mayor que ya jugaba. Tenía 3 años cuando mi mejor amigo y yo empezamos a jugar en el Club Pati Manlleu, el club de mi ciudad. En los primeros días quería ser portero, porque en el equipo en que jugaba nunca había nadie en la portería, así que decidí probar suerte y ver si me gustaba el desafío. Sin embargo, no me gustó mucho la experiencia y sentí que mi aptitud era para patinar en la pista, así que fue una experiencia corta. Hice mi formación como jugador en el Manlleu, hasta los 18 años. El hockey lo es todo para mí, es mi vida. Me encanta jugar, pero también disfruto viendo los juegos de hockey y todos los días lo hago porque es algo que me encanta. Poder competir y estar presente en los grandes escenarios es algo que me motiva a crecer y evolucionar.
